contar El Museo – Solar de Valdeosera

El museo del Solar de Valdeosera sito en San Román de Cameros

 

Visita guiada con apertura del arcón del Archivo cada 12 de octubre y 1 de mayo. El resto del año, bajo petición.

1. El Archivo

Ha estado instalado, empotrado, en la pared de la iglesia, al lado del evangelio, a una altura que precisaba escalera de mano para acceder al mismo. Consiste en un armario de madera, forrado de cinc, con una puerta de nogal, de una sola pieza, y medidas de 1,613 metros de alto, 0,970 de ancho y 0,045 de grueso. Herrajes de hierro de finales del gótico, de tres trancas en forma de Cruz de Santiago, con tres candados y cerradura, con inscripción de:

Orlado con trece Cruces de Santiago, trece estrellas intercaladas entre las letras y dos medias lunas en la parte superior, una frente a otra, todo ello policromado.

Tres candados y cuatro llaves (una del armario), del siglo XVII. La llave original del armario, desapareció; la actual es una fiel reproducción realizada artesanalmente, donada en el año 1998 por Don Ernesto Reinares Martínez, vecino de San Román de Cameros y un fiel colaborador del Solar en aspectos documentales e históricos.

Cada una de estas llaves está en poder de un Diputado General. Dichos custodios reciben el nombre de Claveros y se precisa la concurrencia de los cuatro, por convocatoria oficial del Señor Alcalde Mayor, para poder acceder al Archivo. Este antiguo método de seguridad en el que hace falta la concurrencia conjunta de cuatro personas ha conseguido mantener el archivo integro desde el siglo XV.

2. Documentos

De los documentos que se conservan, el más antiguo de ellos es una Real Provisión de los Reyen Católicos (original en papel sobre pergamino), contra Don Alonso de Arellano, Conde de Aguilar de Inestrillas y Señor de los Cameros, por atentar contra el Señorío del Solar de Valdeosera, dada en Valladolid el 7 de junio de 1481.

Este archivo es de vital importancia para el estudio de los señoríos colectivos, pues en él se conservan los autos civiles y criminales, libros de cuentas, de Becerro y Divisas, de admisiones, ejecutorias particulares, ejecutorias reales y pleitos del Solar, libros de elecciones, acuerdos, residencias y actas hasta hoy día.

También lo es desde el punto de vista de la genealogía, pues el Solar es el más importante tronco familiar que ha dado personajes a La Rioja, España y a toda la Hispanidad.

El Solar de Valdeosera obtuvo Real Cedula prohibiendo la retirada de documentos de su Archivo, y que fuera la Autoridad Competente quien se desplazara hasta la Villa de Valdeosera para tomar buena nota de lo contenido en ellos, sacando copias notariales de ellos.

Entre las existentes está la de Carlos II, concedida a petición del Gobernador y Sargento Mayor de la Carrera de Indias D. Bernardo Sáenz de Tejada, Señor y Devisero del Solar de Valdeosera dada en Madrid el 13 de agosto de 1689, que contiene copia de una Real Cédula de 26 de noviembre de 1648 al Presidente y Oidores de la Real Audiencia y Chancillería que reside en Valladolid, que dice entre otras cosas:

“…para que no despachasedes Proves, no permitiesedes se diesen para sacar del Archivo del dho. Solar de Valdeosera los dos libros antiguos en que estaban asentados todos los hijosdalgo descendientes de el (…) havía en el dho. Archivo dos libros uno mui antiguo, y el otro mas moderno…”

Otras Reales Cédulas son la de 14 de noviembre de 1654 para la compulsa de los libros del Solar de Valdeosera y saber cuantas devisas, nombre y cabezas de la devisa existen, y la de 20 de noviembre de 1656 del Rey al Presidente y Oidores de la R. Audiencia y Chancillería de Valladolid, para que envíen relación al Consejo Supremo de Castilla de la pretensión de los Hijosdalgo de Valdeosera para que no se saquen los libros originales.

Existen Reales Cédulas en el Archivo del Solar de Valdeosera para las compulsas que de este Solar se hacen para que se conserven en la Chancillería en 1695, ya que en 1624 el Alcalde Mayor de los Hijosdalgo de la Real Chancillería expresa su conformidad, después de verlo, del:

“…Libro del Solar de Valdeosera, donde están escritas las Divisas e sus Diviseros y rentas de cada Divisa de ellos… (Serie I, nº 2).”

Otro de los Libros Becerro de incripciones de caballeros (Serie I, nº 3) se confecciona por orden de Felipe IV en 1638.

3. Pila Bautismal de la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción de Valdeosera

Datada en el siglo XIII, atestigua la antiquísima tradición caballeresca de estos deviseros, labrada en piedra. Sus características técnicas son de tipología en copa y ornamentación en bajo-relieve. Consta de un pie cilíndrico muy corto y una taza semiesférica unida a él directamente, sin toro o bocel. Mide 50 cm y altura por 84  cm. de diámetro del brocal, y 10 cm. de altura del pie por 40 cm. de la taza. 

Pero no son sus características técnicas lo interesante de la pieza, sino su decoración. En dicha decoración hay grabados o incisos, en bajo-relieve, ocho escudos sencillos, del tipo denominado clásico redondeado alargado, no representativos de ningún linaje en particular. Se alternan estos ocho escudos con otras ocho cruces patadas o de la Victoria, un caballo vestido con gualdrapas, montura y riendas, un castillo y una cruz esvástica. Esta iconografía aparece siguiendo una serie alternada de escudos y cruces, en las que una cruz aparece más alta que las otras, y a la que se suma el caballo enjaezado y un castillo.

Estos motivos decorativos son únicos en las pilas románicas de la Rioja. Los escudos, el caballo y el castillo son, sin ningún género de dudas, elementos nobiliarios y caballerescos. Las proporciones y los perfiles corresponden al siglo XIII. En cuanto a la simbología de esta iconografía podemos apuntar que el castillo recuerda, por la época a la que corresponde la pieza, a una de las emisiones del óbolo de Alfonso X el Sabio; el caballo engualdrapado sin jinete parece simbolizar que será el nuevo Caballero bautizado quién ocupe esta montura, que también recuerda al retrato ecuestre en miniatura de Alfonso X el Sabio.

caballo engualdrapado a la izquierda y castillo a la derecha

La cruz gamada simbólicamente nos recuerda el nacer para el cristianismo, la nobleza, la caballería y la fortaleza como virtud, y también es similar a la que aparece en los paños de altar de Nuestra Señora en las Cantigas del susodicho monarca.

cruz gamada a la izquierda y uno de los ocho escudos labrados a la derecha.

En cuanto a los ocho escudos y el castillo no podemos aportar una significación precisa pero los vemos utilizados en la antigua heráldica de los deviseros de Valdeosera, anterior a la Real Cédula de Enrique IV de 1460.

4. Estela funeraria ibérica siglos I – II, d.C.

Localización: De esta estela funeraria se tienen datos de que en el siglo XVIII permanecía empotrada en una pared interior de la iglesia de la villa, pasando después a quedar enmarcada en madera y empotrada en la pared de la Sala de Juntas de la Casa Solar del Linaje.

Descripción técnica: Es una inscripción funeraria en laja de pizarra local, de aproximadamente 70 de largo por 28 centímetros de ancho. Sobre la superficie natural de piedra se ha grabado la inscripción mediante técnica incisa. Arriba aparece el perfil muy tosco y esquemático de un busto humano que apoya sobre línea horizontal, debajo cuatro líneas de texto entre líneas guía horizontales.

Inscripción:

ANTES (TIO) VI-

ATORI AÑT

I (STI) SERANI F (ILIO)

AN (NORUM) XV

Marco contextual: Grupo Epigráfico Unitario en Tierra de Yanguas:

La estela de Valdeosera fue estudiada por el Catédrático de Historia Antigua de la Universidad de La Rioja D. Urbano Espinosa Ruiz en su trabajo “Los castros soriano-riojanos del Sistema Ibérico: nuevas perspectivas” y en el cual la incluye dentro de un mismo grupo epigráfico unitario de 19 estelas hispano-romanas, conjunto llamativamente homogéneo y diferenciado respecto a la producción epigráfica del norte peninsular.

La figura muestra con claridad su homogeneidad formal y decorativa.

Los números de catalogación son los siguientes: Nº 1 y 2: El Collado (Soria); Nº 3: Grávalos (La Rioja); Nº 4: Munilla (La Rioja); Nº: 5: San Vicente de Munilla (La Rioja); Nº 6: Valdeosera (La Rioja); Nº 7 y 8: Valloria (Soria); Nº 9: Vellosillo (Soria); Nº 10 a 15: Vizmanos (Soria); Nº 16 a 18: Yanguas (Soria); -Nº: 19: Otros.

Características comunes de este grupo epigráfico:

1-Técnica: Sobre lajas naturales de la comarca, apenas escuadradas, se graban a punzón decoración e inscripción características son las siluetas humanas arriba y las de animales abajo. Las variantes en los detalles no afectan a la rígida organización de los componentes decorativos y epigráficos. Evidente resulta que entre monumento funerario y naturaleza media el corto camino del esfuerzo humano técnicamente elemental.

2-Época: La mayor parte de los ejemplares se dataría en la segunda mitad del siglo I d.C. o principios del II. No es aventurado pensar que las estelas conocidas se tallaron en un corto periodo de poco más o menos medio siglo, 70/80 años a lo más, el tiempo de 2/3 generaciones.

3. La Geografía Histórica de la Zona

Con excepción del ejemplar de Grávalos, los demás se localizan en los cursos altos de los ríos Leza, Jubera, Cidacos y Mayor (o Linares); esto es, con límite al Oeste en Camero Viejo y al Este en San Pedro Manrique, siempre dentro de la cuenca hidrográfica del Ebro. Quince de las 19 estelas se concentran en un reducido círculo de 12 km, que coincide con la comarca Tierra de Yanguas. Aquí parece darse el foco nuclear de las estelas.

El hábitat de las gentes de las estelas de este grupo epigráfico:

Es un ambiente serrano de bosques y pastizales que, pese a la compartimentación generada por los hondos cursos de los ríos, ha albergado siempre poblaciones muy relacionadas entre sí por modos de vida y tradiciones comunes. Destacable es que todos los puntos con inscripciones se hallan intercomunicados por fáciles caminos y cañadas pastoriles.

La chocante homogeneidad que caracteriza al conjunto no puede explicarse por la existencia de una officina lapidaria, dada la elementalidad técnica de ejecución y la distancia geográfica y cronológica entre algunos ejemplares. Debe derivar de la homogeneidad social y cultural de las gentes que las tallaron.

El número significativo de ejemplares que componen el grupo unitario, su concentración en una comarca bien precisa, física y culturalmente homogénea incluso en el presente, su profundo arraigo en la región y las hondas tradiciones indígenas que parecen revelar indican que estas estelas no han viajado mucho desde sus emplazamientos originarios; son de gentes que habitaban la comarca misma.

En esa comarca escasean los enclaves de morfología cultural hispano-romana, pero está literalmente plagada de enclaves indígenas, se han localizado hasta veintitrés castros. El Alto Cidacos, prolongado en tierras de San Pedro Manrique, fue el foco central y expansivo de unas gentes que vivían en castros. Fueron ellas las que tallaron las estelas del grupo unitario. Estas estelas son la expresión funeraria de aquellos y su masiva aparición va relacionada sin duda con una red de asentamientos igualmente densa. La coincidente concentración epigrafía-poblados reflejaría grosso modo el reparto de la demografía en estas comarcas del Sistema Ibérico durante la época romana.

A tenor de la ausencia hasta el momento de materiales específicamente romanos, el último estadio cultural documentado en los castros septentrionales es el de tradición ibérica. Las cerámicas de esta tradición pervivieron aquí sin solución de continuidad durante toda la Romanidad, aunque restringida su producción y comercio a los circuitos indígenas.

Singularidad cultural de las gentes de las estelas de este grupo epigráfico:

Las gentes de estas estelas que vivían en castros poseían curiosas singularidades respecto al contexto histórico y cultural del entorno:

1-Una identidad diferenciada de carácter ibérico.

 Las estelas forman un grupo singular y diferenciado del entorno epigráfico. Su homogeneidad formal y decorativa debe ser expresión de unas gentes partícipes de férreas tradiciones comunes y la elementalidad de recursos técnicos parece revelar una sociedad con escasa estratificación social. El mundo simbológico de las figuraciones humanas y animalísticas nada tiene que ver con el entorno céltico del medio-alto Ebro y de la Meseta. Sus referentes culturales se hallan en un horizonte distinto al de la Céltica hispana. La singularidad y fuerte diferenciación del grupo respecto al entorno es al mismo tiempo afirmación de identidad. Posee acusada personalidad propia.

2- La singularidad onomástica

 El grupo unitario muestra a estas gentes en momentos en que la latinización ha penetrado en ellas de modo decisivo. La mayor parte de su onomástica es latina, si bien perviven en ella algunos nombres indígenas: Caericioco(n), de lectura insegura, y Lesuridantar en Munilla (n.° 4), Anau(—) en San Vicente de Munilla (n.° 5), Oandissen(—) en Valloria (n,° 7) y Arancisis y Agirsenus/ius en Vizmanos (n.° 13), cuyos únicos paralelos disponibles se encuentran en la onomástica ibérica del cuadrante nordeste peninsular. A tenor de la antroponimia estas gentes aparecen, por tanto, como reducto perviviente del iberismo gracias a su reclusión en espacios serranos alejados de los grandes focos generadores de mutaciones históricas. La onomástica refuerza el no celtismo que se aprecia en los temas y símbolos funerarios.

El antropónimo latino de la estela de Valdeosera Antestius es de una abundancia extraordinaria en todo el espacio riojano y alrededores, también como Antistius o Antestia en femenino. Y procede del verbo latino antesto / antisto = ser superior, estar en posición elevada, sobrepujar. De ante = delante, ante, frente a, y el verbo sto = estar, con derivados similares como antistes = el primero, el sobresaliente o que preside a otros. Por ello podemos entender que nos encontramos ante la estela funeraria de un magnate local. Este significado podría tener relación con la onomástica indígena ibérica Agirsenus/ius de la estela de Vizmanos dado que la partícula agir- / agiri- / agerri- presenta en muchos contextos el significado de = en presencia de, frente a, lo cual establece una identidad absoluta con la preposición ante que forma la base de la construcción latina. De tal manera los derivados formados por este componente agir presentarían un significado genérico de = guerrero elevado como vencedor de un combate y personaje destacado o prominente en cuanto a categoría social. Al fin y al cabo, en la época de la creación de estas estelas no había diferencia alguna entre los conceptos de aristocracia y cuerpo militar, dependiendo casi por completo el poder y categoría de cada señor o noble local de sus triunfos en las peleas con sus vecinos. Resulta pues muy probable que tuvieran como sinónimas las ideas de sobreponerse a los demás en un combate y la de obtener como consecuencia de ello un ascenso en jerarquía. Posteriormente, con la llegada de la romanización, los indígenas íberos pudieron sustituir este conjunto onomástico asociándolo con el latino antestius / antestia que considerarían el más próximo a nivel morfológico y semántico.

Cuando se tallaron las estelas del grupo unitario, sus gentes vivían, en parte, replegadas sobre sus ancestrales tradiciones y, en parte, en mutación cultural por sus contactos con el mundo exterior. Averiguar de dónde procedían los impulsos transformadores que lograron despertarlas del secular letargo, es posible de nuevo mediante el recurso a la onomástica. La latinización de estas gentes se debe a la influencia de Calagurris, pues el cuadro onomástico de aquellas es calcado del de la aristocracia del municipio. Con toda probabilidad las gentes del Alto Cidacos y ríos adyacentes estaban adscritas a Calagurris mediante adtributio o mediante cualquier otra suerte de dependencia. De ahí que los contactos administrativos con los magistrados calagurritanos generaran lazos de clientela que, a su vez, latinizaron la onomástica en el sentido indicado. No extraña lo anterior, teniendo en cuenta que Calagurris se localiza en la salida al Ebro del Cidacos, que por este río discurría una vía secundaria hacia la Meseta y que Calagurris tuvo un poderoso ascendiente en el territorio de las estelas, simple prolongación del cual fue su posterior integración en la diócesis calagurritana.

5. Campanas

Son dos, procedentes de la torre de la iglesia. La pequeña, es la más antigua, posiblemente del siglo XVI. La segunda, y más grande, con inscripción, se obtuvo al refundir la existente, que se había rajado, y conseguir otra del mismo peso y tono, a finales del año 1899.